miércoles, 27 de diciembre de 2023

Una historia con un final feliz.

 Marisa, una abuela de 65 años recurrió a través del correo, a buscar orientación para su nieto adolescente con diagnóstico bipolar, en el tiempo, no era el problema mayor, el mayor problema era ella misma, qué complacía a sus dos hijos adultos jóvenes sin limitante alguna.

Su vida se regía con la responsabilidad adquirida de buen corazón, de la crianza desde niño de un nieto qué en el tiempo se volvió paciente bipolar, su hijo mayor profesional, dominante y exigente en lo material, su hija profesional, con dos hijos más... los tres de distintos padres y todos ausentes. 
 
Ella con un trabajo fuera de casa, llevando el peso sola y a disposición de las exigencias que sus hijos le impusieran... en el tiempo se dió cuenta, que esa disposición anticipada a las exigencias impuestas y personalidad complaciente, se debía a la crianza bajo el rigor, lo que la llevó a qué siempre tuvo que responder por temor. 

Aprendió a comunicarse de manera breve y efectiva, a guardar silencio para imponer autoridad y no dar respuestas inmediatas, decidió recurrir al "lo voy a pensar".

Hoy la historia de su vida cambió, se regocija primero en haber recuperado la fe en la oración, en ordenar su criterio, mentalidad y aprender a separar las cosas, a educar a su familia de manera justa y con la verdad por delante. Demostrándoles con el ejemplo que cada persona es autosuficiente, capaz de defenderse con su propia disciplina, tomar decisiones y no abusar de quien tenga mayor capacidad de tolerancia,  voluntad y sacrificio.
Reconoció cuáles eran sus verdaderos principios, honradez, bondad, compromiso, fidelidad, prudencia y aprendió a poner el límite a su auto exigencia, a calmar sus miedos mencionando a Jesús, Jesús, Jesús y dejar de ser reactiva por temor sino por el auto respeto que uno mismo debe cultivar cuando cumple con honestidad. 

Hoy me escribió el resumen del año, su nieto adolescente paciente bipolar está trabajando, su hijo mayor no estando de acuerdo con los cambios de su madre, cansada de darle en el gusto, está diciendo independizarse, la hija finalmente se demostró a sí misma que sí era posible hacerse cargo de lo que ha elegido.

 Yo le agradecí la confianza depositada en mi persona, qué haya logrado construir una vida digna de ejemplo y agregué, enséñales a cada uno de los tuyos, que la compasión no nos ayuda a crecer, más bien ayuda a que se debilite la fortaleza qué provee el Señor, cuando uno lo nombra.


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