martes, 22 de septiembre de 2009

Encuentro con futuros profesionales de Psicología

Enfrentar el trastorno bipolar provoca desconcierto, disminuye nuestra autoestima, la vulnerabilidad pasa ha ser nuestro talón de aquiles y sólos dificilmente superaremos confusiones y debilidades.

La psicología es un factor preponderante para conseguir confianza en sí mismo y descorrer ese velo que oscurece nuestros buenos propósitos.

La charla realizada en el mes de septiembre en la Escuela de Psicología de la Universidad Santo Tomás Sede Antofagasta, realizada para futuros profesionales junto a la presencia de docentes de la carrera, dió la posibilidad de unirnos en una misma mirada hacia ese conocimiento de lo que nos puede curar el alma.

Una de las preguntas que me hizo reflexionar, fue la de un alumno que me preguntó cómo podía ser que la enfermedad se moviera sólo entre el cielo y el infierno y no hubiese un intermedio y alguien acotó: No hay intermedio, y en ese momento estuve de acuerdo, pero luego reflexionando concluí que sí había un intermedio y eso era dejar pasar el mal, no odiarlo y en mi caso lograr alcanzarlo como paciente, es estar en un diálogo constante con Dios y atenta a sus respuestas. Así he llegado a aceptar más que ver como una fatalidad la enfermedad.

Aún recuerdo el silencio y respeto en el auditoruim mientras exponía; aquello me hablaba de esos sentidos abiertos y atentos para conocer lo que es nuestra verdad y así ayudarnos a sanar.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Estar frente a frente

En una de las charlas realizadas en el Centro Terapéutico de Psicología en la cuidad de Antofagasta, estuve frente a frente con una asistencia especial de familiares de pacientes bipolares. El comienzo fue escuchar algo como: "Uno no entiende nada y a veces piensa que esto no es ni siquiera una enfermedad"

Para mí como expositora del tema, motivador planteamiento porque es fácil y real la explicación, luego de dos horas, un final con absoluto convencimiento de los asistentes que no hacemos trampa en nuestra afección, nuestra afección es real, tan real como es demostrar qué, cuando pasa la crisis volvemos a la normalidad, eso fue importante de destacar porque comúnmente se nos sigue enjuiciando, me refiero a que se pone en duda la recuperación de nuestra cordura.

Los varones, esposos de pacientes, expusieron la importancia de tener conocimiento de la real afección. Llevar años sosteniendo reacciones inesperadas, largos tratamientos, descompensaciones, tambien afectan a quienes nos rodean. El compartir para intercambiar experiencias, hablar con la verdad sin verguenza ni prejuicios, permitió esa unión fraternal que se hace necesaria para sobrellevar esta realidad.

Si bien es cierto hay mucha información, es bueno verse las miradas y sentir de corazón la comprensión.

Quedó la inquietud de seguir reuniéndose, desde aquí los motivo a concretar la idea, demostrar a nuestra sociedad que nuestra condición bipolar es más que una enfermedad, aquella enfermedad que por momentos nos puede sacar de la realidad, también nos dota de inteligencia y sensibilidad que nos puede permitir ser un aporte.