miércoles, 14 de marzo de 2012

Psiquiatría-Psicología


A quienes vienen enfrentando en sentido personal o en algún familiar esta afección Bipolar, lo mejor será aferrarse a la tranquilidad, a confiar que todo pasará y pasará.  Hasta ir encontrando los caminos necesarios para mejorar.

No olvidar que al estar fuera de la realidad, no hay capacidad para razonar, para recapacitar o hacer caso de lo que se nos haga ver. Entonces habrá que considerar que el amor sosiega y bastará aplicarlo en las más difíciles de las situaciones, para comprobar que el amor, serena.

Es importante saber que presentándose una descompensación, es decir la enfermedad, el paciente debe ser tratado por un médico psiquiatra, considerando que en lo posible el profesional  tenga conocimiento de cómo tratar la bipolaridad, en el sentido de los medicamentos apropiados para cada paciente, muchas veces recurrimos primeramente al psicólogo, pero no es el orden que se debe seguir para tratar la enfermedad, el psicólogo nos puede ayudar una vez que estemos equilibrados, para hacernos comprender que no está todo perdido en nuestra vida, al presentarse estos episodios que son de orden afectivos, emocionales que tan sensibles  y frágiles nos hacen, apartándonos de la realidad.

Dentro de todo lo que nos puede ir mejorando, es ir descubriendo que ha sido lo que nos llevó a esta reacción patológica, enfermiza, que nos ha  afectado hasta descolocarnos. Una vez estemos más conscientes de nuestras experiencias pasadas, aceptándolas como propias de algo que experimentamos porque tuvo que ser así, empezaremos a comprender que estamos más cerca de la imperfección que de ese idealismo mágico, que como seres idealistas siempre estamos esperando de la vida.

La bipolaridad enseña a vivir mejor, a ser compasivo con uno mismo y a valorarse así mismo, un nuevo camino para descubrir, esta experiencia nos demuestra y enseña que somos mucho más capaces de superarnos de lo que antes estábamos acostumbrados.


Confiar en lo bueno reconforta el alma, permite recuperar la felicidad y también hacer feliz a otro.

Susana Rodríguez Hidalgo