martes, 26 de marzo de 2013

Qué y Cómo

La incertidumbre en relación a un estado desconocido de salud mental, altera al núcleo que rodea a un paciente al no saber qué hacer con una alteración tan delicada.

Otras enfermedades quedan, en un sentido general, en manos de los médicos tratantes, considerando los años de estudio y de experiencia sobre la materia, en el caso de la bipolaridad u otras alteraciones relacionadas con la salud mental, es necesario que las personas que estén a cargo del enfermo, se informen y mantengan algunas conductas apropiadas para no hacer de la situación algo más grave, en los inicios es más aún complejo, educarse permitirá ayudar y ayudarse a sobrellevar momentos difíciles que se simplificarán cuando se va conociendo qué afecta al paciente, qué lo calma y cómo es posible prestarle ayuda en beneficio de su equilibrio y a la vez por la tranquilidad de quienes cuidan sus estados.

Siempre habrá alguien en quien confíe el enfermo y eso es un punto muy favorable para conseguir ordenar lo que sea necesario frente a la situación de descompensación, es decir, cuando se está fuera del sano juicio, el afecto es el mejor tónico para que el paciente obedezca, ya sea al tratamiento o a cualquier indicación para mejorar su estado, así como eso resulta beneficioso, también es preferible evitar tenga contacto con alguna persona que altere sus delirios y lo provoque en sus reacciones que, a veces, pueden ser en algún sentido agresivas, impulsos propias de la enfermedad si alguien se atreve a jugar o a increpar, hay que considerar que en estados críticos el paciente no permite controlar los impulsos.

Muchas veces no falta el familiar que se oponga  al tratamiento con medicamentos,  grave error, los químicos nos nivelan el raciocinio y sin ellos, cada vez empeoran las alteraciones del ánimo sin el tratamiento, corriendo riesgos serios tanto el paciente como quienes lo cuidan, no es bueno que se nos vea como víctimas de la medicina, al contrario, de lo que  verdaderamente somos víctimas es de la ignorancia, de la porfía y de la soberbia, cuando abandonamos el tratamiento, cada vez más crónicos los estados y además puede derivar la bipolaridad en otros  diagnósticos, es decir, en alguna enfermedad más complicada y menos posible de tratar.

Continuará...