viernes, 28 de diciembre de 2012

Indicaciones con buenos resultados.


Nos reunimos junto a una familia, quienes desorientados buscan el camino más propicio para ayudar al paciente adolescente, que como tantos no quiere seguir el tratamiento y cuestiona a médicos y terapeutas, quienes son los principales apoyadores para la enfermedad.

Cuando rechazamos a los profesionales y al tratamiento, es porque desconocemos más de lo que creemos, la ignorancia mueve a que la enfermedad crezca, a destruir nuestra paz y a la tranquilidad de quienes nos rodean.

En el caso de la bipolaridad, el tratamiento es lo único que nos estabilizará, nos llevará a nuestro propio equilibrio, hay que comprender que  necesitamos aprender a través de nuestra propia experiencia, saber cómo es que el medicamento nos sacará de las exaltaciones, de creernos poderosos, inteligentes, sabios y de correr riesgos que cada uno de quienes hemos pasado por la enfermedad podría enumerar.

Si no nos gusta esta enfermedad, entonces necesitamos de aceptar que solo los medicamentos nos mantendrán siendo como lo que acostumbrábamos a ser, es decir, sin enfermedad latente, la bipolaridad es ella cuando nos enfermamos, con el tratamiento pasará lo feo y seguiremos siendo tan normales como el común de los mortales.

Es necesario no esperar una caída irreparable para parar con esa tormenta que poco de tranquilidad y prestigio nos trae, al encapricharnos a través del impulso por pensar que todos los demás están contra nosotros o equivocados.


 La familia no se explicaba que el paciente esté en un grado de descontrol y que no sea posible convencerlo de lo que le puede ser favorable para él y sin embargo, a veces, reacciona en normalidad, justamente porque no perdemos la conciencia y podemos por momentos demostrar una mente sana, comprensiva, pero no por eso estamos equilibrados, hay familias que piensan que el paciente está falseando.

La madre de Alberto llamó, me dice que siguiendo todas las indicaciones, ha permitido que él siga yendo a la Universidad donde ha comentado que es bipolar y en ningún caso ha sido cuestionado, la recomendación de hacer silencio, la no observación desmedida, dejar de lado la crítica, comprender la madre que para los pacientes son sus enemigas y ellas deben no sentirse afectadas porque es una reacción de la enfermedad y por lo mismo buscar a alguien quien la reemplace para no alterar al paciente y a la vez no afectarse ella,  dentro de las sugerencias dada estuvo el aceptar sus ideas como cuerdas, aunque se sabe que vienen de una mente sin control, comprender que los comentarios cuerdos no son manipulación, sino parte de su realidad también, no forzar la situación a la realidad que vive el común y seguir el ritmo más bien del paciente que de la alteración propia de enfrentar lo desconocido.

Es tan importante la psicoeducación, no solo para comprender la situación y al paciente, sino para aliviar angustias, rabia y desajustes emocionales dentro de la familia. Como decía la madre de este paciente, nos alineamos como familia y eso permitió que nuestro hijo se calmara.

Algo que además me pareció positivo que estando separados los padres, ellos asistieran igualmente a buscar orientación, Alberto con quien  mejor se entendía era con su abuela y estando ella presente en la reunión también comprendió que no se le debía bajar las dosis del medicamento que era lo que ella pensaba, en este caso quedó demostrado que se hace necesario estar todos de acuerdo para calmar al enfermo, ya pasará lo difícil, pero vale la pena seguir estas indicaciones.

Este caso me parece un gran ejemplo de unión familiar, ahora los padres de Alberto tomaron hora donde un especialista para darle a conocer el caso y como convencer a Alberto para que asista y seguir el tratamiento que afortunadamente  ha retomado.

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