domingo, 29 de enero de 2017

La envidia, la hipocresía, la calumnia, la insidia.


No es muy fácil entender que de uno mismo dependa la salud mental.

Se habla de madurez y al final de cuentas, parece cierto, que ahí está el secreto para entender lo que nos permite cambiar la manera de vivir. Pero ¿cómo se madura? en general lo que comparto en estas páginas es lo que me ha enseñado mi propio  interés por conseguir un aprendizaje.

 Se crea o no, mi ingenuidad, mi inocencia y el miedo, fueron el primer motivo de ir en búsqueda de mi propio aprendizaje. El "concepto etimológico" (el origen de las palabras) hasta ahora me aclara, sin saber el significado de lo que me inquieta, no podría haber madurado

Lo que no entendía me llevó a caer en el vacío (bipolaridad), ahora vivo con los pies más aferrados a la tierra y tengo claro, que en lo que no tengo responsabilidad, no me puede hacer sufrir.

La envidia, la hipocresía, la calumnia, la insidia lograron muchas veces derrotar mi dignidad, sin darme cuenta que en cada acto hay un responsable y que si ese alguien no se hace cargo, no pretenda que me afecte a mí.

 Abocate más que a la enfermedad bipolar, a lo que no sabes del por qué es lo que te pasa, que nace de lo que sentimos y terminamos, muchas veces, equivocadamente pensándolo.

 No te dejes llevar por lo que digo, no dejes de ocupar tu propio pensamiento en estudiarte, investigarte, no mezcles, no juntes aclarar todo de una vez, "date cuenta" de lo que no entiendes, "no de lo que alguien te diga que no entiendes".

La bipolaridad necesita un tratamiento, no porque tu o yo seamos necios, sino porque es necesario para la química de nuestro cerebro, pero cada uno puede dejar pasar lo injusto, más que culpar a quien nos ha dañado vivir contentos de no haber dañado a alguien, aceptar que lo que no es bueno, también es normal en el diario vivir y que no se queda para siempre si lo pensamos así.


La salud mental está en la raíz de lo que cada uno siente y piensa.



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