Vivimos mas bien conectados a los miedos, los que siendo innatos en el ser humano, en nosotros se hace posible cambiar su dirección y sí, con una oración, la oración no solo nos calma, trasciende la mansedumbre, modera la ira y el desorden de nuestra realidad afectiva, sin oración difícilmente experimentamos equilibrio, más bien activos bajo el dominio de la soberbia, en esa posición de superioridad o prepotencia que nos activa el resentimiento, rencor, ofensa, como arma para dañar a otro.
Oración o Plegaria: Está basada en la fe "de aquello que se tiene la certeza de lo qué se cree y la convicción de lo que no se ve", de la persona que se dirige a lo sagrado en relación a lo divino, merecedor de ser respetado.
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