miércoles, 8 de mayo de 2024

Experiencia con los vicios.

Dentro del tiempo libre, sin mayores responsabilidades, sentí que nada importante ocurría y entonces se me ocurrió llamar a un paciente con quien me une respeto y puedo decir que de parte de él, doblemente respeto, hacia mi persona. 

Muchas veces cuando no entiendo la mentalidad machista, recurro a mi esposo para que me ayude a guiar y es así como no solo yo puedo reconocer el respeto de parte de Juan Ernesto, a quien aun siendo un paciente hombre,  su búsqueda de recursos por cambiar sus conflictos enfermizos de los que puede padecer una persona con trastorno bipolar y por su capacidad de obediencia, es que muchas veces, me ha llevado ha sentirlo como un hijo. 

Han pasado más de 20 años desde que esta persona acudió a los encuentros de Ayuda Mutua o Grupo de Autoayuda en el Hospital del Salvador de Santiago, desde ese tiempo y en la confianza de la no crítica, de la reserva, la fidelidad de saber separar las faltas enfermizas con la responsabilidad personal, ha permitido hacer de su vida una observación constante de lo qué lo perjudica y de aquello que no quiere experimentar. 

Hoy hizo un balance de su sanación, dijo: puedo decir que siendo creyente, pero no practicante, reconozco que no tengo otra explicación que he recibido la misericordia, sin darme cuenta de noche di las gracias a Dios, por el techo y el abrigo y también en las mañanas por un nuevo día y lo hice de verdad,  pero cuando me encontré solo conmigo, porque me liberé de todo aquello que me provocaba ira, pena, indignación. 

Pasé por ser humillado, maltratado y me defendí de mala manera, saliendo perjudicado por la pareja con quien compartía y de quien siempre sentí qué ella llevaba una bipolaridad mayor que la mía, considerando a la bipolaridad y en este caso con la peor de sus características, ese dominio espiritual que daña.

Siempre pensé que había que arrodillarse y suplicar a Dios para cambiar mi mal destino y no era cierto, lo cierto era abandonar aquella situación que me llevaba a una guerra que me involucraba con los peores vicios sexuales, con libre acceso hoy, al mas miserable de los mundos como es la pornografía y que me mantenían bajo dominio, quitándome paz, dignidad y libertad de buen pensamiento y buenas intenciones. 

He llegado ha entender lo qué dijo Jesús: "Tu cuerpo es tu templo" y así ha sido como he recuperado mi alma, sin necesidad de ir a una iglesia, dándome cuenta que es imposible hablar con Dios si a mí lado alguien me maltrata, he descubierto que solo necesito mi confianza en el silencio y en mi paz para ser escuchado. 

Juan Ernesto, durante todos estos años recurrió a todos los consejos, teniendo hijos por un lado y otro, se operó para no tener más hijos, recurrió a terapia psicológica para tomar la decisión de separación con su pareja, acudió al psiquiatra especialista en bipolaridad quien le indicó un medicamento para evitar la líbido, lo que hoy no necesita,  porque como él mismo dice, estoy viviendo bajo la misericordia y gracia de Dios. 

Todos somos seres espirituales, pudiendo distinguir claramente el Bien y el Mal, lo que desde niños reconocemos hasta por una corazonada.

Pero todo aquello por lo que nos sentimos tristes o confundidos, cambia cuando mencionamos a Dios o a Jesús, porque permite que la sombra se llene de Luz. 



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