viernes, 17 de febrero de 2017

Bipolaridad y la Familia

Cuando uno se siente perdido y no puede con lo que no entiende, es un episodio que no es posible ni siquiera explicarle a alguien, han pasado tantos años, casi 30 desde que me sucedió esto de lo que estoy hablando y a sus inicios llegué a pensar que no sería fácil revertir la perdida de todo lo que antes de este schock yo vivía.

Así como eso, era imposible pensar que existiera algo que permitiera recuperar la perdida de esa realidad que no tendría porqué haber cambiado, pero cambió y de ser por un tiempo indeterminado algo doloroso, fue la oración de los míos y de muchas personas que me quieren, la fuente para encontrar el camino de la protección y de la recuperación, sin eso estoy segura que hasta hoy el trastorno bipolar haría presa de mí.


Muchos dicen que afortunada eres con la familia que tienes y que no eres discriminada, dos cosas, en toda mi familia es la oración un principio de vida que hacemos todos por cada uno de quienes son parte de nuestra familia y lo otro que, cuando me enteré a los inicios de mi bipolaridad que existía la discriminación, lo primero que pensé que, ante todo no iba a ser yo quien me discriminara, ese fue el principio del no sentirme una extraña y de aceptar que iba a cojear de alguna manera en mi desarrollo de vida.

El trayecto de lo inentedible fue más largo de lo esperado, pero dentro de todo lo ajena a la realidad y sin recuperar absolutamente mi sano juicio, nunca dejé de sentir que el centro de mis buenos sentimientos y el respeto por mí misma jamás lo había perdido.

Pero, aún no sabía de la importancia que tenía el hacerme cargo de un fiel compromiso en seguir un tratamiento de por vida y hacerlo antes que por mí por los míos, cuando lo supe me pareció que no era ningún esfuerzo, no solo por el amor que va en mi respirar por ellos, sino porque no se merecen padecer, reconozco que desde los inicios lo difícil, lo inesperado yo y mi familia lo aceptamos aferrados a nuestra profunda fe.

Comparto esta oración que hace posible que  Dios Padre, escuche mi necesidad de trasmitirle lo que solo él puede entender, además de darme su sabiduría para ayudar al prójimo y protegerme de mis debilidades.

Padre nuestro
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

Amen.


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