lunes, 27 de febrero de 2017

El Amor también Confunde

Después de haber estado segura de invitar a considerar como algo útil y certero algunas de las reflexiones expresadas aquí, al conversar con Juan José, quien antes del encuentro había estado de acuerdo con algunos planteamientos de este Blog, sus comentarios me hicieron re pensar.

Me llamó la atención lo que opinó sobre otros consejos recibidos y que puso en practica y para el no fue la mejor decisión, más bien dice haber salido perjudicado, por eso dijo que hoy "tamiza" lo que escucha cuando pide opinión, tamizar significa seleccionar una cosa con cuidado y me pareció bien tan relevante decisión.

Y una vez más revisé mis planteamientos en relación a orientar el mundo interior de las personas con esta condición bipolar y sí, hoy puedo reconocer que lo expresado aquí, sigue siendo coherente con mi realidad de vida y con la verdad que ayuda a quienes tantas veces nos confundimos.

Juan José me explicaba que lo único que no puede dejar de hacer es consumir cerveza, que se estuvo alcoholizando y cuando hizo conciencia, cambió la cantidad de alcohol que tomaba, pero cada vez que se propone tomar "una cerveza" termina bebiendo demasiado y agregó, pero "es la única manera que se pase la tristeza".

Eso, me hizo decirle que primero habría que saber "cuál es la tristeza",  extrañado me preguntó -¿porqué?- porqué siempre se debe saber, ante todo, el motivo que nos lleva a la tristeza, para  sacarla fuera, revisarla y en este caso no seguirla apagando con alcohol.

 Así fue como Juan José se atrevió a conversar sobre el dolor que le causaba recordar a Josefina, un amor pasajero, pero que no podía olvidar, como tampoco mencionar delante de los demás, porque si alguna vez trato de conservarlo con uno de sus amigos, nunca lo tomaron en serio.

Con mucho esfuerzo Juan José, contó de lo que desde hace muchos años, lo tenía confundido y triste y también del esfuerzo que hacía por  olvidar, pero en su mente seguía girando Josefina, a quien siempre pensaba que debía volver a ver.

Y esta historia de su vida se vio inmortalizada tan solo por una  frase, la que cambió el destino de confianza en sí mismo de él, porque a los inicios de su romance Josefina le dijo a Juan José "tú eras el hombre que yo siempre esperé" eso, hizo que él la idealizara y nunca la olvidara, pero al perderle  a Juan José se le ha transformado  en una  pesadilla que logra espantar con el alcohol.

Así se da para muchos, secretos guardados que no se confiesan y nos perjudican hasta perder la normalidad de una vida. 

El dolor de Juan José es que piensa que si no fuera por ese episodio de su bipolaridad, no hubiera perdido a Josefina, fue eso que nunca olvida, que después de algunos meses de relación, se presentó su primera fuerte crisis en relación a la bipolaridad y Josefina aunque dijo veámonos en un tiempo más, desde esa vez se alejó para siempre. 

Es propio que nos culpemos por lo inesperado en nuestras vidas, pero bien sabemos que en algún momento tendremos que aprender a caminar con dignidad y no quedarnos con lo que nos humille o nos hostigue,  sino hacernos valer como personas honestas. Quien no se conoce a sí mismo, mal podrá aspirar a superar la enfermedad bipolar, enfermedad que nos mueve a convencernos del menosprecio, insisto, no somos la enfermedad, somos personas además de racionales, espirituales.

Entonces revisábamos ¿Quién tenía el valor como persona, Josefina que dijo  lo que Juan José escuchó o él mismo que hasta hoy es merecedor del valor que sigue teniendo? independiente de que Josefina lo haya adulado, ella no demostró nunca su valor, en cambio Juan José sigue siendo el mismo y más de lo que ella lo supo, porque no solo como persona es admirable, también en lo que ha elegido como desarrollo de vida.

Así nos pasa a muchos, nunca nos detenemos a admirar nuestras cualidades, no para el ego, para la firmeza espiritual y así muchas veces, más importancia damos a la imagen que tienen los demás de nosotros, que la que nosotros mismos concientemente podemos dar fe de tenerla.

Entonces, podemos concluir, que es mucho mas importante darnos el valor que tenemos, que vivir enamorado de lo bueno o maravilloso que alguien nos pueda decir.

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