lunes, 4 de diciembre de 2017

Historia en Silencio:


En uno de los encuentros de los días lunes, por primera vez se abre un diálogo donde queda demostrado, lo real y necesario que es el respeto al mundo tan particular de cada asistente.

 Durante mucho tiempo una joven universitaria de nombre Marilú, correcta y reservada, concurre a participar de las reflexiones de los días lunes en el Grupo de Autoayuda para Pacientes Bipolares y Depresivos en Psiquiatría del Hospital del Salvador.

 Entendiendo la manera de cómo conducía su personalidad, fue que durante un largo trayecto compartido tan “solo una vez” le hice una pregunta directa a ella, en esa oportunidad se sintió sorprendida y tal vez no estando de acuerdo en declarar lo hizo y compartió un pequeño paréntesis de su vida, como cualquiera de los otros asistentes.

Hace  poco nuevamente alguien la llevó a responder ¿Qué le faltaba para estar feliz? esta vez se expresó con sinceridad y entusiasmo y por primera vez se emocionó frente a todos los presente, quienes siempre nos comprendemos.

Después de conocer solo en dos oportunidades, sobre lo que ella siente y piensa, le comenté: Desde que te conozco siempre intuí que no querías que indaguen sobre tú vida y eso lo respeté, pero al pasar del tiempo, te noto con menos miedos que antes… y reconoció que es así, ella se siente más madura  y orgullosa por sus logros y eso le permite sentirse segura de lo que ha conseguido como persona.

Entonces le pregunté ¿Desde cuando asistes a las reuniones? dijo: Desde el 2014 y estamos terminando el 2017…

"Solo una pregunta de mi parte" durante tantos lunes compartidos, dentro de tres años con Marilú,  me provoca gran satisfacción, haber percibido que su decisión de participar tan solo como oyente, le ha sido suficiente para crecer.

Detalles como estos, hacen que en nuestros encuentros no se genere lo insignificante.


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