viernes, 8 de junio de 2018

Madres e Hijos.


La vida a veces se nos vuelve un verdadero misterio y más aún cuando nos debilitamos espiritualmente, uno de los conflictos más complejos tanto así, para madres bipolares, como para madres de pacientes bipolares, es sentirse abandonadas por el respeto de sus hijos; volviéndose impotentes, ante una relación que debería ser estrecha, prudente y única en mutua comprensión.

Es así como Priscila quien es paciente con un desarrollo de vida normal, con un hijo adulto joven, quiere saber cómo enfrentar el rol de madre en este milenio y entonces de acuerdo a mi experiencia, fue mi respuesta.

Querida amiga mía: la de un corazón de oro; sigo pensando que la firmeza espiritual será lo único que salvará la esencia de madre, hoy todo es posible de trasgredir y por supuesto bajo ese patrón también menos respetada y valorada la palabra de los adultos.

Si tú y todas las madres que me rodean sagradamente oran por sus hijos cada noche, "sin siquiera saberlo ellos", entonces no hay razón para temer en perder un hijo, ni para complacerlos por miedo a lo que pueda decidir.

 Son nuestros  hijos quienes tendrá que temer a perder a la única verdad que "sin condición los ama",  desde el día que los tuvimos en nuestros brazos y nos hicimos cargos de ellos, no como seres indefensos, sino como hijos de Dios. Ese idioma lo entiende solo una mamá y es lo más hermoso de la vida.

Todos juzgamos a los padres alguna vez, pero otra cosa es hacerlos sentir que son de segunda categoría, que su pensamiento es mediocre o que no tienen porque meterse en su vida. Recuerdo a mi amada abuela, quien nunca permitió que como hijos le faltásemos a su hija, que era nuestra mamá.

De mamá aprendí a no discutir, ella usó el silencio absoluto, podías rogarla que nos hablara y ¡no!... al final llamaba de a uno a su habitación sin derecho a comentario, nos  hacía ver sus buenas razones, fuerte y claro y nos hacía salir. 

Es lo más efectivo que he conocido de cómo educar a un hijo, así pasen los años, por lo demás los años en un hijo no significan nada, porque nosotras no perdemos el título de madre, jamás, aunque dejemos de vivir.

Cada vez que conversamos sobre el cómo sobreponerse a los hijos, aconsejo a todas las mamás, el respeto de los hijos se activa con el sin más que callar; para que le hable su conciencia, conozca el sentido de arrepentimiento y respeto, para que ante sus propios hijos, sepa cómo enseñar.

Si acostumbras a hacerte tú presente ante tu hijo, haz el esfuerzo de no hacerlo, hasta que sea él quien venga hacia ti.


Un abrazo.

Esta reflexión también se la hice llegar a Carmen Gloria una madre que lo da todo; su hija con bipolaridad en crisis hizo de su vida un abandono, pero hoy con su equilibrio, su estabilidad y clara de entender lo bueno y lo malo,  sigue adoptando hacer de su vida nada; así es como esto toma poder en una familia, siendo el centro de sus vidas, transformándose su mal comportamiento en un no saber qué hacer, no es primera vez que conozco que existen madres que viven en la incertidumbre, en el dolor de no ser escuchadas y respetadas; compartir nuestros pensamientos, permite que cada una entienda del propio valor de ser madre y como se pierde ese valor, cuando no nos valoramos.

Carmen Gloria respondió lo siguiente.

Totalmente de acuerdo. Gracias por compartir esto, la verdad me ayuda mucho, yo ya decidí, pienso que es mi último intento de que sea una persona correcta para su futuro ni siquiera para mí, es para ella y su hija, dejarla ser lo que quiera, sin mi ayuda es lo que haré ahora, ojalá le sirva, porque siempre pensé que uno como mamá debe dar todo por sus hijos, hasta que duela, pero estoy viendo que mal he hecho con darle todo; ella quiere más y más sin dar nada a cambio...

Un abrazo


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