jueves, 28 de junio de 2018

Más Vale Insistir en Saber qué Hacer.


Se sabe qué mientras más interés y atención por investigar lo referente a las características y mecanismos de la enfermedad, por el paciente bipolar y o su familia, mejor desarrollo y calidad de vida para todos.

Hace poco la madre de un chico de 15 años, quien por primera vez presentaba una crisis, quiso saber qué hacer, además de conseguir ante todo un médico-psiquiatra especialista en bipolaridad, quien pudiera permitirles asegurar que los síntomas eran propios de ese diagnóstico.

Fue sorprendente para ella escuchar indicaciones que coinciden con los síntomas que experimentaba su hijo, pero que las reacciones de ella eran contrarias a lo que pudieran ayudar a un paciente con reacciones inexplicables a su conducta habitual.

Lo primero fue recomendarle que "no le hablara", a lo que ella confesó que varias veces a su hijo le insistía en que le dijera: "¡Qué te pasa!"

Le hice saber que en esos estados el paciente vive una realidad ilógica y que aún en la distancia lo escucha todo y sorprendida comentó que siendo su casa con desniveles y espaciosa, le asombró que su hijo le dijera: "Por qué comentaba lo que a él le pasaba".

Es así, no estando en la misma habitación el paciente escucha a distancia, esa es una de las manifestaciones que experimenta el enfermo, de allí que el silencio es el primer aporte a favor para todos; cuando una persona cae en estos estados inexplicables, el respeto y la comprensión ayudan a sobrellevar mejor lo inentendible, lo que luego mejorará con un tratamiento.

 A María le comentaba qué detalles tan simples como mantener la televisión apagada, ayudará a disminuir  las alteraciones del paciente, en estos episodios se trata de cuidar  su serenidad; la música clásica (bajo volumen) del compositor Mozart, es útil para la armonía del paciente y del hogar.

La tranquilidad de la familia es la mejor ayuda para que todo cambie, la oración, la respiración profunda y también puede aliviar escribir a cada quien lo necesite, para despejar la propia intranquilidad y luego deshacerse de aquello que no es digno de volver a repasar.

La rabia, la exageración, el fastidio, la culpa, el descontrol, agrava la situación. 

Cualquier comentario contrario a lo que diga el paciente, mayor alteración para todos, por lo tanto, entiéndase no rebatir, no criticar, sino responder brevemente ayudando a confiar que el cuidador está de acuerdo con él. (La ideas del paciente no cambian porque la enfermedad lo lleva a creer que lo que piensa es real, no siendo así).

Después que pase este episodio y otros, no sirve recordar los acontecimientos o hacerlo responsable al enfermo, porque todo lo sucedido no es una conducta que represente al paciente, las manifestaciones experimentadas son características propias de este trastorno del ánimo, que en el tiempo mejora con los estabilizadores del ánimo (medicamentos) y con las buenas elecciones del paciente;  aceptación del tratamiento, evitar conflictos, cuidar de las 8 horas de sueño, no consumir drogas ni alcohol.

Lo mejor que todo cambia.

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