jueves, 25 de mayo de 2017

Las Complicaciones del Diagnóstico


El inicio de las alteraciones de la enfermedad del ánimo es lo más difícil de entender, resolver y aceptar, es así, no siempre se presenta con una fuerte crisis, donde el paciente sorprende con conductas fuera de lugar que, a veces, no dejan de ser perjudicial para la familia y para la misma persona, la esperanza es que todo puede cambiar.

Otras veces el paciente cambia solo de personalidad, se vuelve más conversador, entrador, con proyectos casi posible de ser reales, contactos de alto nivel los que dan la idea de estar en un período de éxito, como también realiza compras desmedidas. Eso llama la atención, pero no es fácil que la persona admita una cita al médico, porque además solo sería posible que este síntoma, lo diagnostique un médico "especialista en bipolaridad" y defina si es posible una "hipomanía" lo que puede terminar en un estado de mayor descontrol denominado "euforia"

La familia puede darse cuenta de los hechos indebidos del paciente, pero al no haber forma de hacerlo reaccionar todo puede empeorar, siendo necesario una hospitalización, la mejor manera vencer lo que se transforma en una simple batalla.

 Allí empieza el conocimiento para el paciente de lo que pasó, de saber que lo mejor y posible es que esta enfermedad tiene tratamiento en la medicina y que una bipolaridad además de mantener el equilibrio, le permite estar consciente de lo que lo favorece.

Así es como iniciamos este capítulo de vida que permite enfrentar la propia existencia humana, así empezamos a darnos cuenta del deber que tenemos de reconocer nuestras fortalezas, de la importancia de valorarnos, más que esperar que nos valoren y a darnos cuentas que nada tiene de malo habernos equivocarnos.

Y lo primero, tomar conciencia que lo que pasó, pasó, porque sabíamos tan poco de lo propio. La vida es una constante prueba de superación, pero lo bueno de la bipolaridad es que nos da la posibilidad de reconocernos a sí mismos y a no pedir nada, porque somos capaces de generar en nosotros mismos y para sí mismo, todo lo que deseamos en lo humano.

La necesidad de abandonar aquello que nos hace doler nuestro más íntimo sentido de vida, se diluye en el perdón y el olvido, primero está cultivar lo puro para uno mismo.

En relación a los actos cometidos dentro de los impulsos, ante todo está el sentimiento de culpabilidad, pero cuando vamos conociendo el funcionamiento de la enfermedad, que impide tener autocontrol de impulsos, mal podríamos sentirnos culpables, si es necesario, a veces, es mejor conversar, disculparse con quien hayan salido perjudicados, siempre que se nos valore esta sinceridad y cariño que nace como principio de honestidad.

No hagas responsable de tus angustias a otros, este camino ha de servir para saber que no alguien más que tú,  puede complacerse con lo bueno de la vida.



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