viernes, 26 de mayo de 2017

Las Madres y los Pacientes.


Siempre que alguien recurre a buscar alguna respuesta por la mejoría del paciente, me asalta gran preocupación, no quisiera que pasen por momentos de tanta complicación.

Pero, después de tantas experiencias compartidas, hoy de nuevo puedo reconocer que no todo depende del paciente.

Me referiré a la relación madre-hijo en beneficio de ambos, las madres padecen profundamente cualquiera sea la situación adversa de un hijo, pero en el caso de la bipolaridad, los hijos no quedan impedidos de hacer su vida, porque la bipolaridad no anula la inteligencia de la persona.

A lo que me quiero referir es que de la independencia sugerida, el paciente se haga responsable.

Porque la cosas empeoran cuando las madres toman como obligación salvar a los hijos de la enfermedad, el desarrollo humano de un paciente bipolar, es el mismo de cualquier persona, no hay diferencia, la única diferencia que puede mantener a un paciente debilitado, es que lo miren como incapaz, confiar en él de su autonomía para pensar y decidir, de seguro le permitirá despertar más pronto a sus ideales.

Hasta ahora el mejor resultado de lo recomendado, que de seguro no es una regla general, es que las madres callen para que sus hijos piensen, mostrarle el camino, sugerirle decisiones, anticiparse a lo que puede suceder, no es la mejor ayuda, la mejor ayuda es demostrarle que "todo depende de él"

El silencio nos aparta de lo ajeno, genera conciencia, desarrolla entendimiento, permite hacer juicio del bien y del mal y además sin intervención externa podemos descubrir la paz;  fuera de crisis o convalecencia, estas facultades innatas funcionan como en todas la personas en el paciente.

Un paciente necesita de ayuda cuando "está enfermo", en ese momento, incluyendo que se nos de alimentos en la boca es necesario y se agradece, pero superando esos estados, la persona no ha perdido la capacidad de tomar decisiones, es cierto que los buenos estímulos nos ayudan y las críticas nos debilitan, por lo tanto al no tener claro que aportar mejor será aportar silencio.

La enfermedad bipolar de lo que menos tiene es de incapacitar a la persona y si alguien alcanza este nivel dentro del diagnóstico, el primero que lo hará saber es el médico.

Los malos hábitos son contagiosos para que el otro cambie, uno tiene que cambiar, el silencio dice más que mil palabras.

El paciente también consigue su salud mental respetando, para hacer felices a quien viven pensando en su bienestar.


No hay comentarios:

Publicar un comentario