viernes, 24 de abril de 2020


José Luis estuvo sorprendido de las sugerencias... como dijo él, "super claves todos los puntos que indicas"... y que quedaron en este blog.

Mi nuevo amigo me autoriza para contar algo de su historia, la que no es muy diferente a muchos casos, esa característica tan común de actuar sin medir las consecuencias, creer en que la equivocación es la única verdad, sin saber que existía en él, un síntoma enfermizo, que le hacía creer tener el éxito en sus manos y luego entender  que lo perdió todo.

Con dos hijos pequeños y una esposa que lo amaba, a quienes sin darse cuenta dejó en el camino... así fue que siguió envuelto en su ignorada locura, sin saber que era presa del engaño de esta enfermedad dominante, que nos priva del  buen espíritu.

 Cuando José  Luis volvió a recuperarse y a medio entender... lo que no le convenía hacer, pero luego con algo de tratamiento, volvió a la batalla del trabajo para dar lo mejor... consciente de sus fracasos, pero por su inocencia, por los dueños del lugar de trabajo... fue engañado y volvió a decaer y fue entonces, que su esposa lo reconoció enfermo, lo rescató como esposo y padre amoroso de sus hijos y desde hace poco tiempo por primera vez, está atento a su realidad, agradecido de su mujer Marian, quien como otros familiares de pacientes con esta enfermedad tienen respeto y comprensión, no como ocurre con en otros casos que los cuerdos, no son capaces de entender que la locura no es una elección.

Somos muchos los afortunados de tener a nuestro lado una familia, que  no se deja llevar por el prejuicio, el fastidio, la desesperación ni la vergüenza, de que uno de los suyos no sepa cómo defenderse del mal.

Para Marian fue más fácil comprender a su esposo... que no era una persona que estaba actuando como un irresponsable, porque ella es médico, lo que no significa que esté privada de padecer, siempre podremos reconocer que el mal no lo puede destruir todo; llego el momento de volver a estar unidos como antes, recuperando fe y retroalimentándose en el amor, hoy en estos días, el espera a que su esposa y madre de sus hijos, llegue a casa y retome fuerzas para no decaer en el esfuerzo espiritual que necesita, para hacer frente al cuidado de sus pacientes... de mayor cuidado ahora, por esta insospechada pandemia.

 Mientras tantos José Luis, recupera  el tiempo perdido, contando cuentos a sus hijos, así es como siempre nos quedará demostrado,  que este mal nos podrá hacer sufrir, pero nunca impedirá que sigamos amando de verdad.

PD. Quien no encuentre apoyo moral de quienes espera, nunca debe perder su libertad para hacerse feliz y autosuficiente, solo la falta de voluntad podría impedírlo, porque no tiene poder para conseguir eso, ni el desprecio menos la enfermedad.


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