miércoles, 9 de octubre de 2019

Drogadicción.


A mis setenta años, poca aspiración de protagonismo y de reconocimiento es lo que mueve mi existencia, más bien toma relevancia en mi vida, la intención de dejar plasmada la trayectoria de mi experiencia.  

Comparto en un grupo de pacientes cristianos, aún no teniendo personalmente una religión, pero sigo siendo fiel a Dios, porque se que no hay otra verdad que mi buen espíritu viene de Él; aquí una opinión  de mi parte para una paciente bipolar, sobre una problemática bastante común en otros. 

Hola Paula: Quiero referirme a la inquietud que planteas a lo difícil que te resulta superar la adicción...

Vengo acompañando a un paciente bipolar adicto por años, quien se cansó de sufrir la pérdida de su familia, trabajo y más que eso su dignidad. 

Pero, ahora también me quiero referir a algo que puede servir como información en sentido específico y general, ya que este tema es de gran interés para muchos.

Es muy común que se confunda, no solo el paciente y la familia, con una persona que ha recurrido al consumo de drogas, sino también el medio de la medicina, porque detrás de un drogadicto puede haber oculto un trastorno bipolar. Esto se habló en un seminario sobre bipolaridad, se dijo que muchas personas son rehabilitadas en terapias para la drogadicción y vuelven a recaer, porque teniendo el gen bipolar,  podría tener otro destino su manera de rehabilitación; entonces no se debe descartar la posibilidad de recurrir a un psiquiatra especialista en bipolaridad,  para confirmar cuál es el mejor camino para ayudar al drogadicto.

Independiente de eso, comenté  que conozco a una persona paciente bipolar, que vive  lo que tú Paula, cristiano desde la cuna y aún vive la lucha de no recaer en el consumo, lo acompaño siempre en la confianza que se merece, por su propósito sincero  de superación y búsqueda de no fallarle a Dios Padre; pero hace poco me comentó, que odia la enfermedad bipolar "y ahora entiendo porque no avanza en sus buenas intenciones" y es porque según mi experiencia espiritual, entre más nos fastidiemos por lo que nos hace padecer, más poder del mal espíritu.

El vive en el intento de superación de la drogadicción y de hacerse cargo del tratamiento para la bipolaridad, dos cargas que lo confunden, lo malhumoran, la bipolaridad es una enfermedad que nos exige nada más que ser disciplinado, ni siquiera valientes, menos para el creyente, porque quien entrega y agradece a Dios que escuche y proteja sus penas, cosecha grandezas, la vida no tiene otro puerto dependiendo de cómo y para donde gire su dueño el timón. 

"Dejar pasar al mal o el dolor", sabiendo que Dios está ahí siendo lo bueno y puro que nunca muere, "todo padecer se diluye", hablo desde lo posible y liberador que ha sido para mí como enferma y para mi familia, entender que decir ¡Gracias Señor!, desde y por el vaso de agua  tan necesario para vivir, nos ha permitido no detenernos en el temor si no en la confianza de pedir ¡Protégeme Señor! y como antes dije, sin religión. 

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