martes, 15 de mayo de 2018

Confía


¿Por qué aceptar la enfermedad bipolar? primero que todo porque somos uno más de tantos a quien puede ocurrir lo que puede sucederle a los demás, ¿para qué puede servir la enfermedad?, para entender que de lo que parece algo demasiado duro, luego comprobaremos que del dolor también podemos recoger una enseñanza.

¿Cuál es la enseñanza?, aprender a valorarse a sí mismo, aún no entendiendo lo que es eso, en el tiempo es la enseñanza más profunda que deja la bipolaridad y ¿por qué? Porque la reflexión nos permite detenernos en todo aquello que no sabemos por qué nos hace mal y a la vez qué necesitamos para estar bien.

La bipolaridad es un trastorno del ánimo y su definición lo dice todo, el descontrol nos lleva a no querer saber de lo que nos pasa, en cambio el sosiego nos permite vincularnos con lo que decidamos apreciar.

Perdemos la armonía cuando nos domina la inseguridad, el miedo, odio, incertidumbre, rencor y cuando callamos lo que no entendemos perjudicándonos eso, mucho más.

Aceptar la vida como se nos presenta, es más fácil de digerir lo que venga, porque lo bueno y lo malo, son dos verdades normales en la existencia de un ser humano.

No estar de acuerdo con la realidad personal, es atar la propia libertad con ideas de sufrimiento, somos dueños y mensajeros de nuestra manera de querer, amar u odiar.

Cuando te aceptas y aceptas tu realidad es más fácil que todo fluya, que todo nos hable sin castigo, porque algunas de tus verdades por cierta que sean, pertenecen al pasado que ya pasó, dejando de tener poder si tú las dejas ir y hoy con tu bipolaridad a cuesta, verás que tarde o temprano crecerás.

Tú no eres la enfermedad, la enfermedad será menos poderosa cuando la ignores y cuando seas tú el protagonista de tu vida.

Confía.

1 comentario:

  1. Que acertado lo que dices: se tiene una enfermedad y por dura que sea, alguna enseñanza nos ha de dejar.
    Eso he tratado de hacer yo, y entender a la vez que no solo se puede padecerla, sino a la vez hacerse cargo y vivir sin que ella te domine en la medida de lo posible, y seguir, seguir adelante.
    Yo soy bipolar, y el otro quizá tenga otra o ninguna enfermedad, pero la vida es la misma y de ella se aprende y se vive

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