jueves, 21 de septiembre de 2017


Cuándo  nos detenemos en lo que es para todos la vida, es innato experimentar frío o calor, llanto o risa, noche o día, tristeza o alegría, pero es el temple de uno mismo, lo que armoniza la vida y nos permite confiar.


 En la cordillera nos acompañó el frío y el calor.





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