jueves, 19 de octubre de 2017

Anécdota.


Dentro de las personas que acuden a los encuentros de los días lunes, alguien me confesó lo mucho que le servía y le gustaba asistir, pero dentro de todo había aprendido a ser tolerante, al tener que aceptar que yo Susana, hablara de Dios y sonreí, porque su inocencia y su dulzura era reflejo de Dios.


A veces no sabemos que Dios es quien jamás te haría temer.



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