martes, 3 de octubre de 2017

La Racionalidad y la Bipolaridad


La bipolaridad nos priva muchas veces de una sana racionalidad, no siendo esto un propósito intencionado de la persona, este acontecimiento resulta perjudicial en la estabilidad psíquica, emocional e incluso, muchas veces, física para los pacientes, impidiendo, después de estos episodios, recuperar la propia confianza en algunos pacientes, transformándose en un profundo complejo, inseguridad  y en un sentido de injusticia para sí mismo, difícil de superar.

Mirar la propia realidad como paciente, como algo que daña a la persona de por vida, es hacer de sus síntomas (que ya pasaron) una tragedia, lo que no favorece a la persona en cuestión, ni a su entorno familiar.

Recuperar la racionalidad, la capacidad de entendimiento, es comprender que la vida no es un juego y que no nos queda más, que dejar pasar a ese misterio que nos atrapa y que tal vez, sin saber cuándo nos volverá a atrapar, si es que no hay regularidad en el tratamiento. 

Es cierto que es una tarea o una lucha con uno mismo, tener voluntad y valentía, para hacerse cargo de los propios actos inconscientes, siendo lo primero apartarse de la culpabilidad de ellos, porque no son elegidos por el paciente, sino causas de esta enfermedad, y basados en impulsos que son un misterio pàra nosotros mismos. 

Muchas veces queremos saber el porqué nos ocurren estas descompensaciones psíquicas, lo más importante es que la esperanza de la recuperación está en la ciencia, quien afortunadamente, cambia estos estados a través del medicamento o denominados también como estabilizadores del ánimo.

Pero, luego de estar absolutamente en equilibrio y conectados con nuestra propia realidad y esencia, nos queda "hacernos cargo de cómo enfrentar la recuperación del propio raciocinio" lo que consiste es un estado de conciencia que en forma sigilosa, nos muestra y nos lleva a enfrentar y a entender que no hay más, que aunque nos duela, debemos aceptar lo que nos tocó por destino,  que por ahora ya pasó y hemos vuelto a la normalidad.

Esto tan extraño para algunos, nos seguirá sirviendo para dejar pasar los misterios inentendibles de la mente, eso, que nos atrapa  y no nos deja darnos el necesario valor a nosotros mismos, alejándonos de nuestra propia dignidad, esa cualidad humana que depende de la propia racionalidad y del equilibrio recuperado.

Después de todo, podemos concluir que no es la enfermedad quien se apropia de nuestras decisiones, si no, que siempre recuperaremos nuestro sano juicio, para seguir siendo dueños de gobernarse con fidelidad de acuerdo a los propios principios, al amor y respeto a sí mismo.


Confía.

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