viernes, 6 de octubre de 2017

La Ganancia.


Enfrentar un diagnóstico relacionado con la propia psiquis de un momento a otro, es un impacto imposible de interpretar, de aclarar, de explicarse o explicar, incluso después que pasa una crisis; perder el control del pensamiento y de la acción, no paraliza solo al afectado con su violento misterio, sino a quien esté por delante, impidiendo que actúe  la voluntad, intelecto o el aspecto socio-económico, nada frena el impulso de la crueldad;  vivirlo es el principio del más absurdo y doloroso desconcierto.

Y no solo al afectado le aplasta la moral dicho revés, sino para todos los componentes de una familia y también para los amigos de verdad; pero es tan maravilloso tener un corazón lleno de fe, saber que una sencilla petición hecha una oración, permite lo más necesario, calmar el espíritu inquieto de todos y sólo quien recibe con humildad la Gracia de Dios, puede dar fe que el Espíritu Santo, nos acompaña y hace su obra; en relación a la fe se sabe que es algo personal, tan personal como todo lo que comparto en este Blog.

Pero al pasar el tiempo a veces los años, sin darnos cuenta, vamos comprendiendo la importancia que tiene  explorar en el mundo personal, como principio de esta fuente de existencia que cada uno es y desde donde nace todo lo que transcurre y queda para siempre.

Perder el centro de la propia realidad, puede llevarnos a dos cosas, una asustarnos de por vida o impresionarnos de nosotros mismos de todas las capacidades que desconocemos, entendiendo que lo vivido no ocurre por accidente, sino desde aquello que contribuimos consciente o inconscientemente desde el sentir; es así como, desde un mundo que se hizo cristal esparcido en mil pedazos, nace una vida nueva, donde habita el auténtico auto significado…

Existir es mucho más hermoso cuando del dolor recogemos integridad, intimidad y una realidad con expectativas de madurez, para darnos a la razón, que somos dueños de abandonar la batalla de la equivocación.

Y, de tanto caminar en busca de la realidad, distinguimos lo posible que es mirarse a sí mismo, que a pesar de la confusión, florecen las virtudes siendo la mejor fortuna, no sólo para sí, sino para la humanidad.

Así es como desde la tormenta de los porqué, nos quedamos con lo relevante, descubrir que no somos uno más y que para amar, necesitamos amarnos cada día más.

"Antes de convencer al intelecto, es imprescindible tocar y convencer al corazón"

B. Pascal.


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